Textos y reflexiones sobre psicología

TERAPIA GESTALT

La terapia gestalt se encuadra dentro de las terapias humanistas, y participa por tanto de todos los principios de las mismas. Esta llamada «tercera vía de la Psicología» hace especial hincapié en el desarrollo del potencial del ser humano y pone el acento en reforzar las cualidades positivas de la persona. Encontramos dentro de este enfoque los abordajes que surgen de la tradición fenomenológica-existencial europea y las que provienen del movimiento norteamericano de la Psicología humanista (Rogers, Maslow, Laing,…)

 

Mucho hay de novedoso en la terapia gestalt y su abordaje. A saber:

  1. El concepto de «paciente», que deja de ser considerado como un «enfermo incurable».
  2. El terapeuta como la persona que enseña a aprender y acompaña en el proceso de autodescubrimiento, considerándose a sí mismo como instrumento.
  3. El proceso terapéutico como experiencia de contacto esencialmente fenomenológico-existencial.

El primer punto, el paciente no viene a terapia a ser interpretado o a modificar su conducta mediante una serie de items a realizar sino que viene a «confrontar su neurosis», a darse cuenta de lo que hace y como lo hace, por eso ha de ser esencialmente activo y responsable. Va a aprender a descubrir y lograr sus objetivos y satisfacer sus necesidades a través de sus propios esfuerzos. La persona es tratada como una totalidad. En cuanto al segundo punto, un terapeuta gestáltico no interpreta ni condiciona, sino que acompaña. Es activo, atiende a la conducta y no a los mentalismos, al darse cuenta y no a especulaciones, al aquí y ahora en lugar del allá y entonces. Sus devoluciones entrañan un mínimo de equilibrio entre el apoyo y la frustración. Apoya lo sano y frustra las conductas neuróticas. Evita decirle al paciente lo que ha descubierto acerca de él, le enseña a observarse y a experimentar sus conductas prestando conciencia a las mismas, en lugar de decirle lo que ve. Como decía Pieget: Cada vez que le damos al niño una respuesta le quitamos la posibilidad de encontrar las suyas y de descubrir sus propios recursos. Y en cuanto a la tercera, el terapeuta trata de establecer una relación horizontal con el paciente, ambos trabajan juntos, aunque el foco está en el paciente porque esa es su tarea.

 

En lo que se refiere al proceso terapéutico, este nunca es un proceso terminado como tampoco lo es el ser humano, sino que la persona junto con el terapeuta aprende a desarrollar el darse cuenta que necesita para solucionar sus problemas de intercambio con el ambiente, que le permiten vivir una vida acorde a sus capacidades y necesidades. El criterio de éxito terapéutico no es la aceptación social, ni la cantidad de relaciones interpersonales, sino el aumento de su capacidad de darse cuenta y de un funcionamiento más eficiente. El foco del proceso terapéutico gira en torno a lo que el paciente hace, como lo hace y para que lo hace, solo así podrá producir cambios en su vida. Que sienta piense y actúe de una forma integrada y lo más armónicamente posible. Por último, el objetivo de la terapia es que la persona logre la mayor integración posible para su desarrollo. En palabras de Perls sería que la persona alcance la madurez y consiga pasar del apoyo ambiental al autoapoyo.

 

Angeles Martín.

BREVE INTRODUCCIÓN HISTÓRICA A LA TERAPIA GESTALT

Este enfoque terapéutico fue creado por Fritz y Laura Perls, matrimonio alemán que sintetizó, a lo largo de los años 50 y ya en Estados Unidos, sus influencias respectivas: el psicoanálisis en el caso de Fritz (1893-1970), psiquiatra formado con Clara Happel, Wilhem Reich y Karen Horney entre otros, y la Psicología de la Gestalt o de la Forma en el caso de Laura (1905-1990), aunque pueden rastrearse otras muchas influencias más o menos implícitas: el teatro y el psicodrama, el pensamiento fenomenológico y existencialista, el zen, etc.

 

Encuadrada en el movimiento de la Psicología Humanista, la Terapia Gestalt comparte con dicho movimiento la visión esperanzada del ser humano que tiende a su autorealización, no como individo patologizado sino con recursos saludables para su desarrollo óptimo en el aquí y ahora: un tiempo presente y puntual despojado de absolutos e inmerso en una situación interrelacional con los otros y con el mundo.

 

La Terapia Gestalt, más que una teoría de la psiquis, es un eficaz abordaje terapéutico y una filosofía de la vida que prima la conciencia (awareness, darse cuenta), la propia responsabilidad de los procesos en curso y la fe en la sabiduría intrínseca del organismo (la persona total que somos) para auto-regularse de forma adecuada con un medio cambiante.

 

Antepone la espontaneidad al control; la vivencia, a la evitación de lo molesto y doloroso; el sentir, a la racionalización; la comprensión global de los procesos, a la dicotomía de los aparentes opuestos… y requiere del terapeuta un uso de sí como instrumento (emocional, corporal, intelectual) que transmita una determinada actitud vital en vez de practicar únicamente una técnica útil contra la neurosis.

 

En la historia de la Gestalt norteamericana ha habido dos corrientes, a veces más contrapuestas de lo deseable: la llamada Gestalt de la Costa Este (New York, Cleveland), más interesada en la sistematización teórica, y la de la Costa Oeste (Esalen, California) que, en palabras de Claudio Naranjo, define la Gestalt como un intuicionismo que se reconoce como tal. Ambas están representadas en España: la primera, esencialmente en Valencia (a través de Jean-Marie de Robine) y la segunda en el resto de país, ya que les introductores más significativos de la Gestalt en España corresponden a esta corriente (Rony Felton en los principios barceloneses, Adriana Schnake y Claudio Naranjo en Madrid y otros lugares).

 

Francisco Peñarrubia

ÍTACA

«Cuando emprendas tu viaje hacia Itaca, ruega que el camino sea largo, lleno de aventuras y de experiencias. No temas a los Lestrígones, ni a los Cíclopes, ni la colera de Poseidón. Nunca los cruzarás en tu camino si tu pensamiento es elevado, si una noble emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo. Jamás encontrarás Lestrígones, Cíclopes o el fiero Poseidón si no los llevas ya dentro, en tu alma, si tu alma no los imagina.Ruega que tu camino sea largo, que sean muchas las mañanas de verano, cuando, con placer, llegues a puertos que descubras por primera vez. Ancla en mercados fenicios y compra cosas bellas: madreperla, coral, ámbar, ébano y voluptuosos perfumes de toda clase. Compra todos los aromas sensuales que puedas; ve a las ciudades egipcias y aprende de los sabios. Siempre ten a Ítaca en tu mente; llegar allí es tu meta; pero no apresures el viaje. Es mejor que dure mucho, mejor anclar cuando estés viejo. Pleno con la experiencia del viaje no esperes la riqueza de Ítaca. Ítaca te ha dado un bello viaje. Sin ella jamás lo hubieras emprendido; pero no tiene más que ofrecerte. Y si la encuentras pobre, Ítaca no te defraudó. Entonces habrás comprendido, con la sabiduría del viaje, lo que significan todas las Ítacas de tu vida.»

 

Constantino Cavafis (1863-1933)